Mi Alma De Letras

Sueños despierta pesadillas al cerrar los ojos tiempo en penumbra colisión de mundos cara pétrea, marmórea pies descalzos de fondo blus sonrisas fantasmas ruidos acallados noche que es día día que es noche y en el fondo un triste y solitario corazón

Desde lo más alto puedo pensar que todo es muy pequeño que nada importa que la vida pasa estemos preocupados ono preparados o no contentos o no que nada se detiene ni por tí ni por mí ni por nadie que la vida es un ir y venir y que seguirá quieras o no así es que sube sube a lo más alto y piénsalo

Siempre llevo mi libreta y mi boli preparados listos para disparar para entrar en acción por si me sorprende la vida por si me dejo llevar por mis letras esas que sienten que deben salir a toda costa que quieren ver la luz que quieren ser leídas no importa por quién ni por cuantos quieren ser libres y volar como la tarde

Como cada mañana desde que él se jubiló, Juan y Juana salen de su pequeño piso temprano. Cogidos de la mano, dan un paseo de unos quince o veinte minutos, sus cansadas piernas no aguantan mucho más. Con una sonrisa, continúan con su rutina. Primero se dan un beso y cogen la bolsita que ella lleva a su espalda. Se sientan en el que ya es su banco de ese rinconcito del parque. Dan un sorbo de su botella de agua y trastean haciendo ruido con la bolsa de plástico que llevan. En ese momento, como atraídas por un imán, empiezan a llegar las palomas, sus palomas. Sonríen mientras terminan de sacar la bolsa. Llevan pan desmigajado, supuestamente del que les sobró el día anterior. En realidad compran ese pan para ellas. Durante unos treinta minutos más o menos, Juan y Juana les dan de comer y les hablan. Les cuentan cómo se conocieron, el momento en el que ella le dijo que sí ante el altar, … historias de una vida en común. Algunas veces, como si de sus hijos se tratase, les regañan por pe

Ríes mientras giras giras mientras ríes y yo sólo sonrío y te toco las palmas para que nunca dejes de hacerlo para que nunca dejes de soñar

Mujer valiente y luchadora, tuvo que adaptarse una vez más a los cambios de la vida. Ella es una experta, menos mal, y con su sonrisa lo ha conseguido. Dice siempre "venga, ya queda un día menos". Siempre con sus días menos que en realidad son días más. Días más que disfrutamos a su lado, cerca o lejos, y en los que nos demuestra que madre no hay más que una y que la mía es la mejor. Madre para nada vamos a dejar de celebrar todos estos días, quedan aplazados, al igual que todos los besos y los abrazos que nos debemos. Gracias por todas las sonrisas, los tequieros, esos yo te acompaño, esos yo te los hago, por cosernos los calcetines y por tus albóndigas o tortillas de patatas. Te quiero mamá

Ver ponerse el sol desde mi terraza con la tranquilidad de un día más superado con esa sensación de no tener ganas de volver a correr por todo con esas letras que ahora brotan con más tiempo aunque no tanto como quisiera con esos deseos y sueños aún por cumplir