Mi Alma De Letras

Deja que me apague como la tarde no, no me apagaré seguiré ahí contigo con vosotros para estar ya sabes, por si me necesitas solo hace falta un silbidito

Déjame aquí en tu orilla para que siempre pueda verte para hacerme eterno a tu lado bajo el mismo sol

Acumular momentos lugares situaciones personas y dejarlos tras la puerta de tu corazón

Y llegó septiembre lentamente con sol y lluvia con aires de inicio y rutina Foto by Patricia Jimena

Marco ese día se había levantado más tarde de lo habitual y no llegaba a tiempo a clase. Pensó en coger el autobús, pero recordó que la parada quedaba algo retirada y, calculando el tiempo de espera, llegó a la conclusión de que tampoco estaría para el inicio. A primera hora tenía a uno de los profesores más duros del instituto y a éste le encantaba resaltar las miserias y no virtudes de sus alumnos. La puntualidad, o mejor dicho la falta de ella, era uno de sus temas favoritos y podía dejarte en ridículo con su verborrea tan solo por sobrepasar las en punto. No, no quería ese tipo de atención y menos tan temprano. De pronto recordó que en el garaje su padre guardaba las bicicletas de él y de sus hermanos. Alguna me servirá, pensó con un brillo de esperanza. Preparó rápidamente su mochila y cogió la que más se le adaptaba a su cuerpo desgarbado. Había crecido mucho el último verano. En cuanto se montó le vino a la memoria el recuerdo de aquellas tardes en las que pedaleaba con su

Días de volver de inicios bonitos de jugar y sonreír de no tener prisa de conjugar la palabra amor de cogerte de la mano de escuchar tu corazón

Dejaré por unos instantes eternos que el mundo gire sin mí haré como que no existo dejaré de volar para coger fuerzas para volver renovada

Te diré que sí que hay lugares donde el cielo y el mar se confunden

Dicen que hay caminos en los que el tiempo se detiene Dicen Y yo les creo Y también lo digo

Me encanta sorprender a la tarde y que ella me sorprenda a mí