El Arca



Ojalá pudiera explicarlo mejor, hijo. Hace tanto tiempo de todo eso… Y cada vez parecen huir de mi memoria más recuerdos. Todo caerá en el olvido, todo. A menos que tenga las suficientes fuerzas como para hacerte entender lo maravilloso de lo que te cuento. Antes había praderas, montañas, ríos, ciudades, caminos, vegetación, … todo en un perfecto equilibrio. Los animales y los humanos paseábamos en unión y libres por el mundo. Ah, el mundo… cómo explicarte lo que era el mundo más allá de esa bola de color azul y verde que aquí te muestro. Solo pensar en mi mundo una nostalgia me aprieta el pecho y me deja casi sin respiración. Ahh, el mundo y lo que en él había… En fin, debes saber que de todo eso guardé un poco para ti. Sé que encontrarás la forma de llevar a buen puerto mi arca y que de ella volverá a nacer la vida. Es difícil de imaginar, lo entiendo. Las probetas carecen de forma y de color, pero todo está ahí. Hijo, creo en ti y en los tuyos. Nosotros no fuimos capaces de preservar nada, pero espero de corazón que tu generación encuentre la manera. Corazón, otra palabra difícil de explicar hijo mío, pero sin la que nada tiene sentido. Te dejo una tarea complicada, eso también lo sé. Pero mis manos expertas entonces supieron escoger lo mejor del ser humano y guardarlo para ti. Estoy cansado, demasiado. Soy volátil, efímero, como mis palabras que te escribo para que cuando despiertes y veas la luz puedan servirte de guía. Deposito en ti mis esperanzas, esas que perdieron todo significado al final de nuestra existencia. Movido por mi fe, me propuse no caer por siempre en el olvido y que la nada nos engullera. Fe, otro término que tendrás que aprender. Yo la mantengo pese a todo, porque ¿qué otra cosa me queda?











Historia presentada al concurso de Zenda e Iberdrola sobre el Cambio Climático #COP25 
 

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