Él siempre se había sentido diferente. Le gustaba soñar bonito, bailar, arreglarse, jugar con muñecas, ponerse los zapatos y la ropa de mamá frente al espejo, … Cuando hace unas semanas nos contó lo que le pasaba, por lo que sufría esos dolores y por lo que había tenido que ir al médico, nos quedamos en estado de shock . Él, como siempre, se había pintado su mejor sonrisa y, entre bromas, nos dijo que ya sabía que lo suyo había sido siempre ser mujer. Lo habían escogido de forma especial entre el 1% de los hombres a los que se le diagnostica cáncer de mama. Pero, como mujer valiente que se sentía, se enfrentaría a esto como una más de tantas adversidades a las que a lo largo de su vida se había enfrentado. Y que, como una más, superaría. Yo le dije que contara conmigo, como siempre. Que si algún color nos sentaba bien a las chicas de la familia ese era el rosa, añadí. Me abrazó como solo él me abraza y, en un susurro, me dijo que eso ya lo sabía, pero de quien debía de cui...